Descripción del producto
José Ramón Cid Cebrián hace un repaso por el repertorio tradicional de gaita y tamboril de la comarca salmantina de Ciudad Rodrigo
“La gaita ‘Salamanquina’ como la denomina Dámaso Ledesma en su cancionero; se compone de un tubo de madera de entre 35 y 45 centímetros de longitud. Las gaitas que poseen longitud inferior se denominan pitos siendo su timbre más agudo, (suenan a pito). El grosor va en disminución desde la boquilla a los agujeros. Las maderas que más se utilizan para su construcción son en esencia las siguientes: encina ( principalmente corazón ), bog, ázare, sanguino, fresno (sobre todo raíz), espinero, alguergue, madroñera, olivo, nogal, barcea y sahugero; éstos dos últimos tienen una especie de médula en el interior por lo que resulta más fácil realizar el taladro de ahuecamiento. Es tradición cortar estas maderas durante el Cuarto Menguante de la luna del mes de Enero. Antiguamente y de forma excepcional también se fabricaron de metal aprovechando los tubos dorados de camas, e incluso de cañones de escopetas. La embocadura o ‘bocal’, constituye la parte superior de la boquilla y en algunas gaitas se construye esta pieza con hueso de vacuno. La lengüeta está acoplada a la boquilla y junto con la embocadura, es la responsable de formar el túnel por donde se dirige el aire contra el cortaaire; suele ser de palo de jara o retama… Si en Salamanca a la flauta de tres agujeros se le denomina exclusivamente gaita, al tamboril también se le conoce como ‘Tamborín’ o ‘Tamborino’. Y es curioso que el diccionario de Autoridades dice que las palabras ‘Tamborín’ o ‘Tamborino’, es forma anticuada…” José R. Cid Cebrián.
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